lunes, 7 de marzo de 2016

¿Normas de cátedra o Contrato pedagógico?

Hace tiempo que no se puede dirigir la clase como un dictador. Imagino que muchos de nosotros nos hemos dado cuenta que no es tan fácil lograr que los alumnos respeten las normas de cátedra. Si les damos algo de lugar, permanentemente las cuestionan y negocian correr los límites. Si no les damos ese lugar, las clases resultan apáticas y ellos sólo tienen interés en que el cuatrimestre termine lo antes posible para sacarse la materia de encima. Definitivamente, imponer normas no motiva a nadie, ni a los alumnos ni a nosotros, los profesores. Así que incluso nosotros mismos podemos vernos perdiendo la pasión y esperando que termine la tortura junto a nuestros alumnos.

¿Cómo hacemos para revertir la situación? Imponiendo sólo las normas indispensables y mínimas, y empoderando a nuestros alumnos, acordando junto a ellos cuáles serán las normas. Muchas veces ellos saben qué es lo que quieren de una cursada, o al menos, lo que no quieren, en función de sus experiencias previas. Y está muy bien que nos enteremos, antes de planificar nuestras clases. Y también está muy bien que revisemos las normas a mitad del cuatrimestre, cuando los alumnos ya tienen experiencia con nuestras clases y todavía estamos a tiempo de corregir algo.

Para mas detalle, les recomiendo este artículo, que incluye un contrato pedagógico modelo, que aunque está hecho para enseñanza media, podemos adaptarlo a nuestro gusto, como se invita en el mismo artículo: VER.